Ellas fueron Cleopatra. Ochenteras y Feministas

Es mejor arder que apagarse lentamente. La célebre frase de la canción Hey hey my my de Neil Young podría ilustrar lo que fueron Las Cleopatras. Las llamas del colectivo multimedia feminista que integraron la actriz Patricia Rivadeneira, la artista visual y ex esposa de Jorge González, Jacqueline Fresard, y las bailarinas Tahía Gómez y Cecilia Aguayo, que sería tecladista de Los Prisioneros en la época final de la banda, iluminaron el underground chileno de los oscuros y violentos últimos años de la dictadura.
En torno a sus performance que cruzaban música, teatro y danza con una rupturista vocación de protesta orbitaron artistas como el inclasificable director Vicente Ruiz, el músico Archie Frugone y el propio González, que compuso una primera versión de su hit antimachista Corazones Rojos para el cuarteto que desafiaba al patriarcado, abría la ventana del destape sexual y que interpeló al poder militar y al conservadurismo. Entre 1986 y 1990 Las Cleopatras eran habitués de símbolos de la resistencia como El Trolley, el local santiaguino ubicado en la calle San Martín 841, donde se reunía la bohemia vanguardista capitalina que desafiaba el toque de queda y donde se cimentó parte de la nueva identidad cultural chilena de marcada tendencia new wave. Como dijo alguna vez Patricia Rivadeneira en esas fiestas lo que buscaban era "embellecer el mundo". Además del instagram @cleopatras._, en Spotify se encuentra el álbum Cleopatras, que se relanzó en el nuevo milenio. Su historia es indisoluble con Los Prisioneros, pues se les considera la inspiración del disco Corazones (1990), que marcaría luego el futuro del pop chileno.

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