Las crónicas, esos textos escritos casi al vuelo, pertenecen a la dimensión de la fugacidad y de la memoria. Siempre, de una manera u otra, involucran al tiempo. El cronista escribe literalmente contra el tiempo, a matacaballo, para ser leído en el acuciante presente.
Joaquín Edwards Bello, el gran cronista chileno, pensaba que sus crónicas debían ser olvidadas con el diario que se bota. Generaciones de lectores le han llevado la contra a su opinión. Sus notas de prensa de hace 90 años –afortunadamente compiladas en libros– se leen hoy como si contuvieran pistas de la actualidad.
Pareciera que para un cronista no hay aspecto de la vida que no tenga suficiente interés, en la medida en que puede ser relacionado con otros. La digresión que Montaigne determinó para el ensayo es el mecanismo que determina esta dinámica: la posibilidad de cambiar de tema en el flujo mismo de la escritura.
¿Cómo dar cuenta por medio de las palabras del espesor de la realidad? ¿Cómo retener la evanescente experiencia? ¿Cómo integrar fluidamente los recuerdos, las noticias, los sueños, las cosas vistas, las acciones, las tonalidades cambiantes del día? Este taller pretende entregar las lecturas y la reflexión necesarias para facilitar, en ese sentido, una disposición de la mirada.
Duración Taller: 2 sesiones de 2:00hrs cada una.
Fechas y Horarios Sesiones:
Sesión 1: Miércoles 12 de enero 2022 de 20:00 a 22:00hrs. Chile.
Sesión 2: Miércoles 19 de enero 2022 de 20:00 a 22:00hrs. Chile.